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La realidad de las empresas de transporte en las grandes ciudades

Vivir o solamente trabajar en alguna de las grandes ciudades de este país puede que sea el sueño de muchos, pero también la pesadilla de otros. Lo que es indiscutible es que las empresas de transporte debemos enfrentarnos día tras día a las consecuencias de operar en los grandes núcleos urbanos de España. En nuestro caso en Madrid, Barcelona, Valencia y Zaragoza.

Atascos y restricciones de acceso

En cuanto al ocio y al comercio, las grandes ciudades son ideales para los usuarios y consumidores. Muchas opciones diversas, gran ambiente en las calles y en locales… Sin embargo, a la hora de distribuir la mercancía, la cosa cambia. Establecer los repartos en los grandes núcleos urbanos se complica, ya que tenemos que tener en cuenta la posibilidad (o la certeza) de que podemos encontrarnos en atascos durante la ruta, entre otras cosas.

Además, las horas del día también son una limitación en muchos casos, como las normativas en Madrid Central, que condicionan qué vehículos pueden acceder a según qué lugares y sus condiciones.

Competencia

De una forma u otra, los operadores logísticos nacionales tienen la capacidad de llegar a toda la geografía española, o a su mayor parte. Sin embargo, en las grandes ciudades como Madrid o Barcelona, lo hacen con una intensidad mucho mayor, ya que en la mayoría de ocasiones en estas ciudades se encuentra alguna de sus delegaciones o equipos comerciales.

La gran presencia de oferta y servicio también afecta a la competencia en el precio. Al haber un mayor movimiento de mercancías es más sencillo coordinar y optimizar tránsitos, mientras que en los lugares de menor población, los precios suelen ser más altos debido al bajo movimiento de mercancías que dificulta crear sinergias en los transportes.

Situaciones geográficas privilegiadas

Madrid se encuentra en el centro de España. Barcelona y Valencia tienen salida al mar. Estas características son algo vital para el transporte y la logística. En el caso de Madrid, el hecho de estar en medio hace que muchas empresas produzcan y/o almacenen allí sus productos para reducir las distancias de distribución hacia el resto de ciudades españolas.